Elena Padilla, bióloga y experta universitaria en Cosmética y Dermofarmacia, está detrás de esta marca española, que elabora sus productos con mimo, de manera artesanal y en pequeños lotes, para que no pierdan ninguna de sus propiedades.

Esta apasionada de la cosmética cuenta que en el origen Jane Apothecary está su propia experiencia personal. “Cuando cumplí 30 años, atravesé una época de estrés y en mi piel aparecieron rojeces y acné. Así que cuando debía empezar a ocuparme de alguna línea de expresión, yo me preocupaba por eliminar un acné similar al que tenía con 16 años”.

A raíz de un viaje, Elena tuvo la oportunidad de descubrir los beneficios de los aceites vegetales, lo que la llevó a explorar la cosmética natural y a comprobar las propiedades de las plantas para tratar y sanar la piel. De hecho, la marca se inspira en Jane Colden, la primera mujer botánica americana reconocida, que identificó en el siglo XVIII más de 300 especies de la flora de Nueva York y las plasmó a través de bellas ilustraciones en el tratado Botanic Manuscript, que se guarda en el British Museum.

“En mi etapa como blogger de belleza empecé a encontrarme con más casos como el mío. Mujeres que, sin motivo aparente, empiezan a tener en su piel imperfecciones como rojeces, acné adulto, descamaciones, zonas deshidratadas, piel sensible y/o reactiva. El estrés, la alimentación, los cambios hormonales y la contaminación son algunos de los factores que influyen en estos casos”, explica la bióloga.

La filosofía de la marca es que una piel en calma es una piel sana y bonita, así que la prioridad es devolver esa calma que tanto necesitan sobre todo las pieles más sensibles o intolerantes. Y Jane Apothecary lo hace recurriendo a fórmulas 100% naturales (aceites esenciales y extractos botánicos), texturas muy agradables y delicadas fragancias que convierten el ritual de belleza en una auténtica sesión de aromaterapia.